El suicidio, en mi caso, ocurre diario desde que te conocí. Hasta hoy. Escogí asfixiarme para al menos poder ver el mundo que nunca hice a mi manera y siempre creí poseer. Me pongo una corbata para lograrlo y ahogarme en mi cubículo. Sólo espero las dos y las seis de la tarde para huir donde me pierdo en un estacionamiento de dos horas y ruego no volver para oír lloriqueos y quejas. Todo es tu culpa. Tu padre me empleó y era bueno hasta que el idiota perdió todo en una mala inversión. Ahora me hacen trabajar.
Creía en la libertad de mi alma como fuente de un eterno escape repetido al infinito y llegaste tú, enamorada de mí y mi aliento a mierda. Te advertí que no me interesaba nada y creíste encontrar un corazón con luz. De cualquier forma bañamos nuestros cuerpos en sudor y nos cagaste nueve meses más tarde. Desde ese día, puta, me siento profeta. Puedo ver cada día de esta vida porque cada uno está igual que el anterior.
El vicodin, el valium, el alcohol y el tabaco me han liberado de ti y la pequeña puta con tu nombre y el de tu madre. Las más grandes de las putas. Su cara, llena de arrugas y tu juventud sólo muestran cómo las estadísticas de los condones rotos son ciertas. ¡Carajo! Ni siquiera se ve que te haya amamantado. En tu soledad me fuiste a buscar, estaba en mi cueva viendo sombras ególatras y vanagloriosas, a ver si tenía tetas que chupar.
Mi voz es baja y nadie me oye porque mi garganta se secó por todos los gritos que me robaste. Ahora sólo soy la sombra que trae cafés y vaga por la ciudad esperando que un día mis vicios me maten. Lo peor de todo es que, cual parásitos, vivimos porque el otro sigue en este mundo. Pero hasta aquí llegué, Puta, que es tu nombre. Prostituiste mis sueños por tus esperanzas, robaste mi vida por traer otra al mundo. Me jodiste mientras en el hospital sonreías. No te odio porque nunca te amé. Simplemente me das asco.
Con esta corbata que me regalaste el primer día de trabajo y la camisa que me aprieta el cuello saltará la vena de mi frente mientras busco ver negro.
Hasta aquí. Adios.
2 comments:
Intenso y amargo, como morder la cáscara de una toronja. Me gustó ese sabor de boca.
¿Por qué el personaje no sólo la dejó...? ¿No tuvo alguna oportunidad de escape...? ¿No podría haber asesinado al suegro para luego vender la empresa...? ¿Una posible aventura con otra mujer...?
El personaje se lee mucho más inteligente que un simple autómata de oficina. Podría decir que es casi un filósofo perezoso; casi un genio frustrado. Creo que el personaje podría sudar más azufre todavía.
Como diría algún sociópata famoso:
"It's good in intention, but needs a hell lot more of perversion to really give me the creeps...".
Un placer leerlo siempre. Muchas gracias por sus comentarios.
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