Es una lástima que mucha gente haya leído este libro de pequeño y al crecer hay creído que era como leer El gigante envidioso, que tiene una moraljea pero muy pequeña. Creo que es un libro para los niños que debemos ser, para los niños que no deben dejar de ser y para aquellos que ya amargaron su vida por la fría realidad. De acuerdo con que pase, pero no con dejar que pase.
Este libro da una visión alegórica para recordar lo que realmente deberíamos valorar, y hasta su forma.
La flor representa, a mi forma de ver, la manera en la que a veces no somos bien respondidos por quienes amamos, y las atenciones que les damos a veces no son bien cuidadas.
El hombre de negocios me parece genial, el círculo vicioso que representa no tiene una época específica sino que se puede aplicar a cualquiera en cualquier momento.
Ese sentido de niños que deberíamos tener, de entender al mundo con la sencillez y honestidad que poseen los niños tal vez no sea muy realista, pero es la forma más fácil de no amargarse y entristecerse; alguna vez leí una frase, que no recuerdo bien como iba pero la idea era que cuando vemos nuestros sueños cumplidos vemos el lado decepcionante de la realidad y la grandeza de los sueños. No estoy hablando en este post de sueños , pero los sueños están hechos por quienes sueñan como niños y son perseverantes en alcanzarlos. Amén.
Dato curioso: Hay mayor probabilidad de morir por el impacto de un corcho disparado por una botella de champagne que por la mordida de una araña.
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