Monday, April 07, 2008

María

María

Ya hacían muchas horas que el humo del cigarro se encerraba en el cuarto y la pereza del oficial no le permitía levantarse para abrir la ventana de su cubículo. La cuarta taza de café ya se había enfriado y el oficial Villagómez no veía la razón para levantarse. Fumaba su último cigarro.

Esa joven, María, le había generado sentimientos y sensaciones inesperadas. La vio salir corriendo de la casa y gritando que la perseguían. Villagómez ya iba regresando a su casa, cuando a la chica huyendo de este sujeto. El oficial bajó corriendo del coche, por la inercia de la costumbre se acordó de apagar su coche; aventó el cigarro y salió al encuentro de la chica. El joven que la perseguía se paralizó al ver que María se sostenía del hombre que había aparecido para pedirle socorro, pero rápidamente recobró la valentía en sí mismo y amenazó al oficial, sin saber su calidad como tal.

Villagómez sacó la macana y lo amenazó, sin revelar su condición de guardián de la justicia. El joven no hizo caso y sacó una daga del bolsillo derecho del pantalón que revelaba unas marcas de sangre en la pierna derecha. El joven lanzó el primer golpe que hizo a Villagómez aventar a la chica atrás de él y apenas tuvo tiempo de esquivar la daga que cortaba el viento y no se detendría sino hasta atravesar el cuerpo del oficial que cayó al suelo. Rápidamente se levantó, alzó la macana que, al caer, impactó la mano del joven. Éste, en su enojo, embistió al policía y en el suelo lo intentó golpear. Pero estaba tan fuera de sí mismo que no podía coordinar su mano más de lo que un bebé coordina sus pasos para caminar. Así que Villagómez, que era docto en el arte de las peleas callejeras, soltó un golpe directo a la barbilla del joven y lo dejó inconsciente.

El oficial se levantó y calló a María, quien no había dejado de gritar durante todo el tiempo de la pelea. Pedía que no lastimara al chico pero que tampoco lo dejara golpearla. Una vez calmada Villagómez procedió a llamar a una ambulancia y apoyo de sus colegas. Sentía gran emoción por haber ayudado a la pobre chica y alguna otra sensación extraña. No sabía qué hacer. Llegaron sus compañeros, subieron al joven a una patrulla y a María, por falta de recursos y exceso de ineptitud, a la misma que su agresor. Villagómez se dirigió a la oficina, ahora debía rendir cuentas de sus actos.

Al llegar a la estación todavía espero por Dios sabe cuántas horas, pero tuvo tiempo de fumar dos cigarros y ver las formas que dibujaba el humo cuando bailaba con el aire frío de la noche, haciendo un juego de luces con la lámpara de la esquina más cercana y los reflejos de azul y rojo que hacían todo un espectáculo para el deleite visual. Cuando por fin llegó la patrulla, traía al joven sin la chica: la había ahorcado con las esposas. Villagómez enfureció y por poco se lanza contra el cuello del joven. Su acto había sido en vano, su grandeza se desvanecía como el humo del cigarro. Lo calmaron, encendió otro cigarro, declaró y se fue.

Al día siguiente se había sentado en su oficina, enojado y decepcionado. La peste de cigarro no saldría de allí por meses, pero no le importaba. María rondaba por su cabeza como mariposa en primavera, pero con más gracia. Era una lástima que la chica estuviera muerta. Había sido su héroe, su salvador, su redentor, aquel hombre a quien le agradecería de cualquier forma durante toda su vida. Ahora no tenía a su redimida y a su redentora pues ahora no tenía a la hermosa chica que podría violar justificadamente. Tampoco tenía cigarros. Se paró a la tienda para ir por más y, con suerte, otra aparecería.

16 comments:

Anonymous said...

Soy un fantasma...

Anonymous said...

Eres sexy nene.

Poncho said...

Bien por el texto, bien narrado y con buen final. El tema un poco escabroso pero si he de ser franco muy buen texto,creo que con pequeños detalles pero si impoartancia. FELICIDADES.

Juan Manuel Escamilla said...

Perdón, coleguí. Ya te había leído pero no te comenté porque lo hice desde la bb. En general me gusta mucho. Hay que pulirlo un poco en algunos puntos.
Hay que vernos pronto, ¿no?
Salud y buen vino.

Ambrosio Cajinas said...

De Böll hay que leer Ansichten eines Clowns, que creo que tradujeron como Opiniones de un payaso, libro del que es pasaje el fragmento citado por Ginoccio. Mucho la pena vale también Billard um Halb Zehn, aunque no sé si hay de él traducción, que sería Billar a las nueve y media. Pero la verdadera obra maestra de este canchanchán, a mi juicio, es una novela corta (alguno dírá que es un cuento) llamada Doktor Murkes Gesammelte Schweigen, del cual debe de haber traducción (tal chingonería debería estar traducida en todos los idiomas - por lo menos al ruso está traducida), que sería La colección de silencios del Dr. Murke.

Tu texto es bueno, pero sugiero las siguientes correcciones: en vez de "ya hacían" pon "ya hacía", porque el sujeto no son las muchas horas sino un impersonal tácito.
En vez de "aventar a la chica" pon "aventar la chica", porque aventar es verbo transitivo.
Aunque la academia ha comenzado a aceptar "callar" en sentido causativo, la verdad es que suena horrible. La lengua culta prefiere "acallar", de modo que mucho mejor sería haber escrito: "El oficial se levanto e hizo callar a María" o "...se levantó y acalló a María".
Por último, en varias frases o falta el sujeto o no se sabe cuál es éste.

De-Scartes said...

bah, el pardo no sabe nada, cree ser muy ducho en gramática, pero la neta que el cuento es muy bueno, sólo tengo algunas correciones que hacer, pero, si lo permites, será de forma personal.
por demás, creo que Villagómez es un sujeto complejo, podría figurar en más de un cuento.
saludos trasatlánticos
R.

Ambrosio Cajinas said...

El comentario de Descartes es una real mamada, además de llevar pura mala leche, por lo que las cosas han alcanzado el techo de mi tolerancia. Yo también dije que el cuento es bueno. En cuanto a las correcciones que sugiero, ¿Cuál delata mi ignorancia?: ¿Es falso que "muchas horas" no es el sujeto de la primera oración y que por lo mismo su verbo se debe conjugar en singular?, ¿El verbo aventar es intransitivo?, ¿No expresa "acallar" mejor que "callar" el sentido causativo? Por lo menos sé eso, que es poco más que nada. Por cierto, el uso que hace De-scartes de la adversativa no tiene mucho sentido: ¿qué tienen que ver mis creencias con la calidad de un texto o de qué manera se oponen a ella?

Meruti Mellosa said...

Pardo y De-scartes: De verdad gracias por sus críticas, aunque sean gramaticales. Quiero aclararles, por si se les ocurrió, que no me inspire en Sin City, de hecho lo escribí antes de que saliera.
De-scartes: Claro, cuando tengamos tiempos hay que vernos y me corriges, lo agradeceré.

G. Shumway said...

Me gustó mucho tu texto, aunque estoy de acuerdo con Gánem de que es un poco escabroso.

Ps: Perdón por no pasar antes pero hace años que no me metía a los blós.

david-. said...

¿Y el Undertaker? Estamos esperándolo, amigo.

david-. said...

Digo, porque, ante la distancia, la vida en los blogs es una forma de alegría.

david-. said...

Y, nada: agreguemos comentarios hasta que lo prometido se haga real.

david-. said...

¡Sí que estudian en el CIDE!

Juan Manuel Escamilla said...

So? ¿Cuándo leeremos más de ti?

El Justo Medio said...

Saludos, ociósofo.
Buen relato.

E.P.S. said...

Me parece que lo más lógico hubiera sido llevar al asaltante en una ambulancia (o en la patrulla, sí) y a la mujer tratarla por un paramédico para calmarla o curarla si acaso tuviera heridas, pero ¿para qué se la llevaron en la patrulla en primer lugar (de más está también que en el mismo vehículo donde llevaban al asaltante)? Y sobre las intenciones malévolas del cuate éste al final del libro... Muy extraño, esa es mi opinión.

Cuándo veremos el de la corbata ortopédica? jaja

Saludos!