Wednesday, November 10, 2010
Tiempo
El tiempo es la medida del movimiento según un antes y un después.
Para Kant:
Es una categoría pura a partir de la cual conocemos.
Para Jarabe de Palo (desde una perspectiva heracliteana):
Tiempo es una palabra
que empieza y que se acaba
que se bebe y se termina
que corre despacio y que pasa deprisa.
Para Pink Floyd (desde una perspectiva empiricista):
You are young and life is long and there is time to kill today
And then the one day you find ten years have got behind you
No one told you when to run, you missed the starting gun
And you run and you run to catch up with the sun, but it's sinking
And racing around to come up behind you again
The sun is the same in the relative way, but you're older
And shorter of breath and one day closer to death
Every year is getting shorter, never seem to find the time
Wednesday, October 20, 2010
Te dije
Tuesday, September 14, 2010
Te imagino
Monday, August 16, 2010
Cuando sea grande...
Wednesday, June 23, 2010
Sobre los chistes
La risa frente a los chistes normalmente se da porque cumplen con el requisito de que el personaje no está ad hoc con la situación y porque dan al que ríe una sensación de superioridad, o también porque permiten resaltar la falta cometida y se puede amonestar públicamente.
Ya por esto es obvio que todos nos sabemos de borrachos: son muchos, hemos estado así, nos podemos sentir identificados, o ver a otros, sentir superiores y amonestar estupideces. Por eso también todo hombre se sabe de mujeres. Y viceversa. Es bueno burlarse. Sí. Y mucho. Los chistes duelen tanto, o las burlas, porque para que eso sea así es necesario darle al mero nervio, al corazón, al talón del problema y no sólo eso, además hace falta hacerlo bien, con finura y salir bien parados. Por eso hay tantos chistes.
Por ejemplo, los hay muchos de abogados, porque en general a todos nos han fregado los abogados, nos han jugado chueco, así que hay que contarlos, deben ser ridiculizados por el humor público. Es la venganza del secreto a voces. Nadie le cuenta un chiste a su abogado frente a él, puede que “misteriosamente” todo salga más caro, más lento y mal o peor. Por eso en el mundial sólo hay chistes contra los malos jugadores, no queremos apedrear a todos, hay que darles ánimos, los chistes son contra los enemigos. Ahí sí.
Pensaba todo esto cuando iba a la peluquería. Y me puse a intentar recordar chistes de peluqueros y sólo recordé uno:
Un tipo llega a una peluquería y le dice al peluquero: “Quiero que en el centro me dejes un mohawk medio mal hecho y que cruce hasta atrás del lado derecho, por el lado izquierdo quiero capas y despuntado con partes mucho más cortas, como si tuvieras artritis. Por el lado derecho y por atrás quiero que me cambies el color de pelo pero que lo dejes como si de repente me quisiera hacer chinos permanentes con el nombre de tu mamá”. A lo que responde el peluquero: “No pues… Está cabrón, no puedo hacerlo”. “¿Ah no, cabrón? ¿Entonces cómo chingados le hiciste la vez pasada?”
Se lo conté al peluquero y él se rió poco, como si no tuviera compromiso (no como los meseros que se ríen de todo por propina). Cuando desperté, media hora después, tenía un desmadre en la cabeza. Pedí una disculpa y me fui a casa. Me rapé.
Ahora entiendo porque hay tan pocos chistes de peluqueros y por qué nadie los cuenta. Ni tampoco de meseros.
Thursday, June 17, 2010
Iniciativa Roedora
El presidente mexicano despertó tras un sueño profético, sudaba frío y corrió al baño para enjugarse el rostro y se vio al espejo con cara de incredulidad, volvió a lavarse y la sorpresa era abismalmente mayor, las cejas casi tocaban su calvicie que, según él, ahora, se acabaría por fin. Ya no tendría problemas y su imagen sería la mejor de entre todos los presidentes y héroes de la patria. Porque él daría el paso decisivo. Pondría el cielo en la tierra. Erradicaría la pobreza de una vez por todas.
Thursday, May 20, 2010
Servicio de tortura al cliente
Si Julieta hubiese tenido un celular, Romeo no se habría suicidado. Julieta le habría mandado un mensaje que dijera: “N stoy muert tome alg q m ara prcer zzzz vn x mi y ns vmos. :) XOXO”. La tecnología nos facilita muchas cosas, desafortunadamente no podemos depender de ella totalmente.
Hace una semana pagué mi celular y no me dejan usar mi saldo. Esperé unos días porque normalmente al sistema le toma unas horas dar de alta el pago. Sin embargo, unos días es suficiente tiempo. Así que marqué a servicio a cliente para resolver el problema.
Es detestable, inhumano y espantoso hablar a servicio al cliente.
Primero contesta una grabadora que ofrece menús ambiguos: Pago; Productos; Consulta sobre pago; Contratación de servicios; Consulta sobre la contratación y pago de servicios, etc. No recuerdo bien si son así, nunca lo sé. Ya no sé qué número marcar, así que espero en la línea para tener la ayuda de un ejecutivo. O marco el que sea para que me “comuniquen correctamente”.
La espera comienza con un audio espantoso, mal transmitido, grabado con odio y demás. Supuestamente es música clásica; pero si un sordo recién curado por un Cristo escuchara eso, estoy seguro que pensaría que Dios existe para odiarnos. Y diría que Jesucristo o su curador es un hijo de la chingada. No entendería la fama de Beethoven, Mozart, Debussy, Haydn, Handel, etc., ni menos por qué la gente quiere oír a los pájaros cantar. Me queda muy clara la razón: esa música es un cuchillo deshaciendo el oído con frenos de pecero. Y la música, sigue y sigue, sigue y sigue. No hay nada qué hacer, se debe estar al pendiente mientras se rompe el sofá, los colchones o cualquier cosa al alcance de la uñas desgarradoras para soportar una violación auditiva.
Un día averigüé por qué música clásica y no otro género. Es para calmar a las personas, y no se puede cualquier pieza. En algún país pusieron a Wagner, un joven desesperó tanto que fue a las oficinas a matar a los que atendían. No recuerdo el país, pudo ser Estados Unidos donde a la gente le da por ser genocidas durante un día; también pudo ser en Japón, porque en Japón pasa todo: los niños se suicidan por tamagochis, asesinan por pokémon, se operan por Ranma, etc. La música sigue mientras los “ejecutivos” echan el coto, salen por el cigarrito o van por la coca.
Después de tres minutos de suspender cualquier otra actividad -ah claro, además para buscar atención dejamos todo lo demás, como si nuestras vidas no se fueran un minuto a la vez- esperamos algo. Tras cinco minutos de estar al pendiente de la llegada del ejecutivo, la música calla. Se respira profundamente para ser cortés con quien nos ayude. Usamos el yoga que vimos en la tele. Inhala. Exhala. Tomamos aire para explicar nuestro problema y que quede claro, para ahorrar tiempo. Oímos ruido. Otra grabadora surge: “Le recordamos que este mes…” Y ya no sabemos qué más dijo. Es intrascendente. Así que volvemos a la espera. Probablemente podríamos pedir una pizza y llegaría antes de que alguien contesten, ¿quién quiere perder su lugar en la fila?. Como el celular está bloqueado, sólo queda el teléfono (que estamos usando) para marcar a la pizza. No podemos leer porque la música está acabando con la capacidad de concentración y sacándonos al diablo. La espera se prolonga y el tiempo se distiende. Creemos envejecer mientras el mundo sigue su curso. Posiblemente ya ni hay celulares. Empezamos a creer en el apocalipsis o en 2012, o en que Dios nos odia… Y mucho.
Pasados otros cinco minutos, la grabadora se detiene. Inhala. Exhala. Cuenta hasta diez. Listo para ser un poco decente y… “Por favor, no cuelgue. Su llamada es muy importante para nosotros”. Y nos encabronamos, pero un chingo. Piden que no colguemos; no tenemos de otra, hay que joderse en la línea con la esperanza de que darán el servicio por el que pagamos. Qué amables son; todavía lo dicen por favor. Quiero ver que vayan con un doctor y les diga: “Por favor, no muera. Su vida es muy importante para nosotros”.
En eso, el mismo diablo poseyó la línea. Porque “Para Elisa” está más corrupta que si Timbiriche le hubiese hecho un cover. Nos volvemos religiosos y le decimos a Dios que no nos molestaría quedar sordos o que en su nombre nos permita matar sacrílegos.
Hay una tercera grabación: “Por favor espere en la línea. Nuestros ejecutivos lo están atendiendo”. Me pregunto: ¿qué chingados es eso? Aclaramos ya que la primera parte son ganas de joder, porque ni siquiera hay muchas opciones de compañías telefónicas. Luego nos dice que nos “están atendiendo”; ¿qué pasa por su mente? No sé. Alguien decidió recordar a los consumidores que no sabemos lo que ocurre. Juegan con nuestras cabezas para hacernos creer que sí nos “están atendiendo”. Si lo hicieran, no nos diría que esperemos, porque la grabadora no es tan majadera como para interrumpir una conversación. La última parte de la grabación es la que más odio, refleja muy bien el nivel educativo mexicano. Dice “atendiendo”. Es obvio que el autor no sabe qué es gerundio, que éste indica continuidad de la acción, o simultaneidad de ella. Definitivamente es un imbécil quien grabó esta última frase, seguramente el narco se va a ir tras él… Y si no, debería.
Ya van veinte minutos y me están cobrando cada segundo. Camino por la casa para relajarme, prendo un cigarro, doy vueltas, tomo agua. Lo que sea. En mi escritorio veo un libro titulado “Nihilismo”; lo aviento a la basura. No me hace falta leer 200 páginas para entenderlo; me faltan cinco minutos.
Ya fueron 45 minutos. Culpablemente exprimí los granitos de mis brazos varias veces y ya no sale nada. El teléfono está caliente y mis orejas cansadas de la presión que han recibido alternadamente. Por fin contesta el ejecutivo. Mi ateísmo se frena. Inhala. Exhala. Le explico, lo más calmado que puedo, mi problema. Me pide mis datos. Me pone en espera y, ahora, otro pecador distorsionó el “Canon” de Pachelbel y quiero llorar. Vuelve a tomar el teléfono y entiendo la frustración de Romeo por la falta de comunicación; aunque mi suicidio no saldría de la pluma de Shakespeare, sino de portada del Metro. “Sí, mire, es de que esto es lo que viene siendo un error de nosotros” “Sí, creo que lo es” “Sí mire, es de que el sistema no lo había registrado y por eso es que usted no puede usar lo que viene siendo su crédito” “Sí, así es” No sé qué entiendan por ejecutivo, pero este güey no acabó la preparatoria. “Sí, ahora procedemos al “recavamiento” de sus datos” “Pero ya me los pidió, ¿ahora para qué?” “Pues para lo que viene siendo la aseguración y el confirmamiento de su información.” Mi ateísmo vuelve y crece desenfrenadamente. “Ahora me puede dar su nombre completo de nuevo” “Sí, claro…”
Después de cinco minutos me dice que todo estará bien, que no debo preocuparme y que todo seguirá en orden; aunque no hable del mundo y sólo de mi celular, no le creo. Cuelgo el teléfono y marco para ver qué hacer ese viernes. Sigue sin servir. Claro, se me olvidó lo último que dijo: “Ahora sólo falta una espera más que le solicitamos que cordialmente que realice. Es una espera de lo que vendrán siendo treinta o cuarenta minutos para la reactivación del servicio”. Idiota, lo que vendrá siendo una eternidad antes de usar lo que ya pagué.
Wednesday, May 19, 2010
Donación de órganos
CAMILO JOSÉ CELA
Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida..
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.
Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.
Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.
La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan en un jinete,
de esos que les gusta brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en fosa
y mi pinga dando fuete
Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía
El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantació n
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.
Wednesday, May 12, 2010
Razones para el ateísmo
Cuando se es puberto:
-Que tus padres no te dejen escuchar rock.
-Que no te dejen pintarte el pelo.
-Que te prohíban películas.
-Acné.
-Obesidad.
-Eres malo para el futból.
Cuando se es adolescente:
-No tener coche.
-Una moral religiosa que no te deje “tocarte ahí”.
-Seguir con acné.
-No tienes novia porque con la que salías te pintó el cuerno… Con tu amigo.
-Principios de calvicie.
De adulto:
-No puedes pagarte un coche.
-Tu calvicie te da 10 años más.
-No consigues trabajo.
-Sigues gordo.
-No hay dermatólogo capaz de quitarte el acné.
En cualquier momento:
-Vivir en la ciudad de México.
Sunday, March 21, 2010
M. Esh Tafa
A veces puedo entender la desconfianza de la gente hacia los videntes, psíquicos y demás, sí. Al hablar del mundo supralunar, las órbitas planetarias, los cometas, el éter y las constelaciones, entre otras cosas, hay un hecho irrefutable: cambian nuestras vidas. A pesar de eso un día casi pierdo la fe.
Diario me siento en el sillón verde de una plaza que está en la sala; mientras tomo mi té verde recién hecho y humeante, abro el periódico directamente en donde están los horóscopos porque me da miedo leer sobre asesinatos, choques, políticos, sindicatos y mexicanos sin un criterio de interpretación. Me espanté mucho ese día: algo podría salir mal. Como es muy atinado ese profesional de la fortuna corrí a Coyoacán con Madame Esh Tafa, no había ido con ella pero le creía porque hasta tiene su página de internet.
Como en cualquier sábado, Coyoacán brillaba con el sol que caía sobre la gente comprando pulseritas, playeras, gorros; había otros paseando con helados y churros, otros agarrados de la mano, familias enteras desmañadas para alcanzar un buen lugar en los restaurantillos cercanos y no faltaron quienes entraban a los bares para curar la cruda con una cerveza y entre todos poder descifrar qué había ocurrido anoche. En un callejoncito místico encontré el local de Madame. El incienso llenaba el aire que, después de aspirarlo varias veces, me calmó. Estaba todo pintado de un rojo opaco, muy conveniente para contrastar con las estatuillas metálicas de Budas e íconos del tarot. A los otros cuartos los separaban de esas cortinas hechas de cuentas por las cuales se puede ver el humo del cigarro de quienes están del otro lado. Había unos sillones frente al mostrador que hacían de sala de espera, y entre ambos estaba una mesa llena de literatura propia del lugar, algunas revistas de quiromancia, otras de cienciología y otras de espectáculos. Atrás del mostrador adornado de figurillas estaba un joven de no más de 25 años y pelo negro, algunas perforaciones en la cara me dieron la primera imagen de seguridad que necesitaba para estar ahí. Sentada frente a la computadora, haciendo tiempo con un juego en internet mientras esperaba clientes que atender volteó a verme cuando entré y me deseo los buenos días, luego me preguntó que podrían hacer por mí ese día. Se notó su experiencia cuando dijo que si iba ahí es que necesitaba alguna guía, consejo o sugerencia para el día, la vida o la existencia. Me empecé a sentir en casa cuando, sin esperar respuesta, me dio una coca cola bien fría. Le conté lo ocurrido y, con los ojos completamente abiertos, llena de sorpresa y compartiendo mi desesperación por el omen que vi en la mañana, me hizo pasar a la sala donde estaba Madame.
Madame era una señora de mucho cuerpo, tenía gran kilometraje en la cara, pero en ella resaltaba su mirada extraviada que mostraba cuánto sufría por ver el futuro. Tenía las cejas tatuadas en negro bajo las cuáles estaban pintadas unas sombras azul pastel que combinaban con la ropa larga y extravagante, reflejo de un estilo de vida místico y poderoso. Apagó su octavo cigarro del día, cerró ojos mientras tomaba mis manos, los abrió y me dijo que seguramente algo tenía. Así que, consternado por sus habilidades visionarias, me senté poniendo la esperanza de la ayuda en ese sillón en el que tanta gente había encontrado el consuelo y había soltado lágrimas como agradecimiento a Madame.
Sin que pasara un instante más, me leyó las cartas, el café, la mano, el azúcar de la limonada, el cigarro, las huellas de aceite del coche y luego alineó esas interpretaciones con las nubes de ese día soleado. Después de esto me lo dijo: “te asaltarán y perderás mucho”. “Pero, ¿cómo, cuándo, dónde?”, “No preguntes más. El destino lo necesita para… lo siento”. La seriedad en su tono y el humo de los otros 12 cigarros me hicieron llorar al entender la inevitabilidad del destino que arrasaría con mi calma del día. Y yo que había tomado mi té verde y prendido mi vela roja de la fortuna la noche anterior.
Las probabilidades de un asalto en el valle de México no me asustaban, pero después de lo predicho, sí. Debía ir a una comida de la familia de mi novia y cruzar la ciudad hasta un extremo para recogerla y hasta el otro para el evento. Eso hizo temblar a mi cartera y mojar mis axilas. No sabía qué hacer, según yo el destino es evitable y mi primera psíquica me prohibió la superstición, pero con la predicción de Madame era muy difícil obedecer. Después de media hora o más de comerme las uñas y retomar el cigarro, decidí no ir y marcarle a mi novia. “No, chiquita, de verdad… Me caen bien tus papás… No entiendes, el destino lo escribió, ¿qué le voy a hacer?... Aunque sea destino le hago la lucha… No, ese día no le hice la lucha, no me cae bien tu amiga… No, no es otra excusa para irme con mis amigos, créeme... Ya sabía que pasaría esto, eres Cáncer… No, mi amor, de signo zodiacal… Explícales y ya, igual tu papá me la va a mentar por cabr… Capricornio, amor, Capricornio, así reacciona normalmente ante mí… Pero la próxima, vas a ver, nos van bendecir los astros… A ver, flaca, las estrellas sí bendicen… No, ya te expliqué que los volcanes no… Además…” Me colgó enojada y ni siquiera encontré consuelo en ella. No me atrevía a salir de ahí y, como nadie visitaba a Madame, volví a mi sillón para platicar con ella y comprender más sobre la interpretación de signos.
Me calmó un poco, aunque no lo suficiente para salir. Pero Madame, tan buena como pocos, es vidente y psicóloga: me quedé mudo.Hasta tenía sus diplomas colgados en la pared. Me acosté sobre otro sillón, como de esos de las películas sólo que este olía a excesos; seguramente eran almas turbadas que, con la conciencia alterada, se recostaban para pedir consejos. Pasamos todo el día pidiendo tés y cocas y platicando sobre mi vida, los signos, los males, las vibras y hasta me explicó cómo la Guadalupana nos cuida de la mala suerte. Me quedé atónito; cultísima la mujer, de verdad. Además me ofreció de comer unas quesadillas de tortillas de maíz y queso Oaxaca que, aunque no quedaron bien (y no hay que culparla sus manos no son para cocinar, sino para ayudar) me supieron a gloria. Luego trajo el café que, por cierto, resultó de la buena suerte (esto me lo dijo Madame) porque me despertó y animó, qué bruto, me hizo olvidar un poco el asalto. La tarde pasó volando al ritmo de los cigarros que llenaron el cuarto de humo; no me importaba tanto la peste ya impregnada en las alfombras del suelo porque tanto humo le daba un aire de vidente que sí le creía. Ya en la noche me enseñó unos documentales bien científicos de cómo, según el movimiento astral, hay guerras o males en alguna parte del mundo, en algún momento de la historia y que no depende tanto de la gente y sus intenciones; al contrario, depende más de los cuerpos etéreos. Luego puso otro de por qué Nostradamus fue tan gran profeta; queda clarísimo de qué habla cuando se leen sus profecías. Y mi novia.. Incrédula. La pobre.
Ya tarde tomé otro café –también de la buena suerte- y antes de despedirnos la señorita del mostrador con ojos rojos y una sonrisa me dio la cuenta. Yo había llegado a las diez de la mañana y la hora costaba 500 pesos, los otros servicios tenían precios como los de un hospital. Me di cuenta de que esa Madame no era tan buena, no me asaltaron ese día. Pero noté esto al final, ya cansado, cuando el reloj hecho de un dios hindú marcó las cuatro de la mañana y mi tarjeta de crédito la pasaron sudando por la terminal.
Tuesday, March 09, 2010
Yocasta cobarde, muérete
Espero que la psicóloga tenga razón y el desahogo me ayude para así, tal vez, un día detallar cómo asfixié a Pamela. Quizá hasta diga cuánto disfruté exprimir el último aullido de mamá metido en la garganta de Pamela mientras su cara carcomida se hacía cada vez más pálida. Así, tal vez, un día puedan entenderme y entender por qué hube de ayudar a esa Yocasta.
Wednesday, March 03, 2010
Qué hacer en caso de…
¿Qué hacer si un día espera que la tecnología le responda todo?
¿Qué hacer si quiere encontrar un lugar nuevo donde perder los sentidos en viernes? Tome su celular con internet, busque recomendaciones baratas y vaya al lugar.
¿Qué hace si un día se encuentra sin dinero y necesita pagar una cuenta que lo dejo en dos sentidos? Hable a su casa, pida perdón y pregunté si puede usar la tarjeta.
¿Qué hacer si después se pierde en la calle? Tome un taxi con GPS y vuelva a casa.
¿Qué hacer si, después de eso debe recuperar al menos 2 sentidos? Deténgase para vomitar por culpa de leer en movimiento. Pague al taxista extra por vomitar y pida otro taxi.
¿Qué hacer para pedir otro taxi? Primero debe recuperar los sentidos, vaya a sacar dinero al cajero para comprar comida en la tienda y simular dos sentidos más.
¿Qué hacer si lo asaltaron en ese lapso? Busqué en su GPS dónde está y camine a casa.
¿Qué hacer si debe reconocer signos faciales de enojo y dar una explicación coherente de lo ocurrido a su madre? Nada. Ya valió madres.
¿Qué hacer si sigue confiando en la tecnología sin reconocer su propia estupidez humana? Jódase un rato reflexionando en lo que ahorra para reponer todo lo que perdió. Mientras tanto, espere a que su madre le vuelva a hablar por haber vomitado la sala y decirle que le valía madres.
Tuesday, January 26, 2010
El ente superior es…
Por fin, tienes tiempo libre. Vas a la televisión. Tomas esa película que hace tanto tiempo te prestaron; hoy por fin la ves. Que se caiga el cielo, que suene el celular, nada importa: hoy la ves. Tomas un litro de tu bebida favorita, va a tu derecha. Pones a hacer palomitas, mamá para lo que sea no estoy en las próximas dos horas, no mamá para nada. Todo está listo. Prendes el dvd. Abres. Pones disco. Cierras. Te sientas y revisas: Palomitas: listas; bebida: lista; apagar luz: listo; control de la televisión: listo; cigarros: listos; cenicero: ve por él… Ya, listo. Anuncios de piratería, eternamente grabados en tu memoria y a la fecha nunca te ha dado tiempo de leer todo lo que sale. Importa un bledo porque: 1)no te van a cachar; 2) no vives en EEUU o algún país primermundista donde te puedan atrapar, y 3) hoy ves la película. Menú del dvd: Español, Inglés o algún idioma asiático desconocido e irreconocible por sus signos. Control del dvd: en la mano. Pica el botón para abajo. Duro. Más. De nuevo. Carajo. Voltéalo. Abre la tapa, gira la pila. Pica el botón. ¡Ése no! El de abajo, no el de arriba. Carajo. Venga demuestra quién es el agente racional aquí. Voltéalo. Abre la tapa. Gira la batería. Presiona hacia arriba. No sirve. De nuevo: voltéalo, abre la tapa, gira la pila, ¿mamá, hay pilas en la casa? No, ve por unas, No mamá, quiero ver la película, Pues ni modo, no te quejes. Idea: Quita la pila y ponla rápidamente. Bien, ¿quién es el agente racional?. Sólo pica el botón del centro. Carajo. El pinche idioma asiático. ¿Te habías dado cuenta que no sabes regresar al menú anterior? Párate. Saca el disco. Mételo de nuevo. Prende un cigarro. Siéntate. Ahora: hacia abajo. Mier-da. Cigarro: prendido. Otra vez el idioma ése. Pu-ta ma-dre, pinche Murphy, cómo jode. De nuevo: voltéalo, abre la tapa, quita la pila, ¿segura mamá que no hay pilas? No, ya te dije, También ya te dije que no voy por más. Opciones: Joderse y darle gusto a Murphy o ver la tele (que implica joderse y darle gusto a Murphy). ¿Serás racional y superior a un control remoto? Mmm, Diablos. ¿Ahora? A la chingada: idioma asiático. Pica el del centro, escoge la primera opción, seguramente es “Iniciar película” o algo así. Suerte: picaste lenguajes. No la cagues, sólo sabes inglés y español. Pen-de-jo. No sabes portugués. Otro cigarro: frustración. Siguiente: subtítulos. Ahora sí, no la cagues. I-dio-ta. Dudo mucho que tu inteligencia pueda superar al control. ¿Quién ve una película en portugués con subtítulos en francés? ¿Por qué no hay configuraciones para evitar este tipo de pendejadas? Ah, claro, Murphy.
Todo vuelve a ser como antes, hoy tampoco se pudo. Sigues pensando que deberías ir por pilas, pero sabes que se las van acabar antes de que puedas volver a tener tiempo libre. No, definitivamente no eres superior a un control. Retomas tus libros de francés y portugués para que un día, un maldito día, le puedas ganar al control o a Murphy.